miércoles, 22 de abril de 2009
el primer capítulo al asar
el fin de semana creo que veremos a Corvus Corax
mañana cita con inversionistas ...
y no puedo dejar de ver 24 ... quisiera ser jack bauer de pronto
hehehehehe
Bueno ... en realidad el libro es ... una mezcla de muchas hsitorias, esta hecho para que si se lee cualquiera de ellas al azar tenga sentido.
en el participan muchos personajes
aqui una de esas historias sueltas !! QUE LO DISFRUTEN
¡Marcos! ¡Marcos! Ahí esta el gato otra vez, ándale que se te va a escapar. Gritaba ansiosamente Camila la bella esposa de Marcos. Camila era una mujer joven, delgada de abundante cabellera dorada, piel color leche, y labios rojos como el carmín, Marcos la había conocido mientras servía al ejercito en la zona de los altos de Jalisco y ambos se habían jurado amor eterno en su corto noviazgo, al poco tiempo de conocerse se casaron y el, la había traído a vivir a la ciudad, a la casa de Santa María la Ribera, misma que el abuelo de marcos le había heredado después de morir de cirrosis en 1934 cuando Marcos aun era niño. El único dato curioso que recordaba Marcos era que la casa siempre había estado inhabitada, a pesar, de ser todo un palacio porfiriano. El abuelo solo la había utilizado de bodega de muebles y antigüedades, pues el viejo era anticuario.
Pero regresando a lo anterior, ¡En efecto! el gato estaba fuera de la ventana maullando, era la séptima noche al hilo que lo hacía. Pero a marcos poco le interesaba, el siempre que ponía la cabeza en la almohada, instantáneamente quedaba durmiendo, ¿que le podía preocupar un gato?, además de que cada noche que Camila lo levantaba, tenía que salir con los ojos casi cerrados, prácticamente a buscarlo a ciegas, pues el interruptor de la luz se encontraba hasta la quinta pared que daba hacia el balcón principal de la casona, y muchas veces olvidaba donde se encontraba y tenia que salir a oscuras.
Siempre que el pobre marcos alcanzaba a llegar a la puerta, se encontraba con lo mismo, nada, no había gato, es más nunca había algo o alguien que pudiese hacer ruido alguno, solo la luz verde del farol que estaba a media cuadra que emitía un pequeño zumbido, la brizna de la madrugada con un pequeño siseo y a veces alcanzaba a escuchar al sereno, en su bicicleta, que gritaba a lo lejos, pero del gato ni un solo rastro, de repente se acordó del gato del libro de Luís Spota, el de la carcajada, pensaba que el maldito gato podría estar en alguna parte de la casona riéndose de el y de Camila.
¡Mira ahí va a salir el estúpido de Marcos de nuevo en calzones, y Camila esta gritándole como histérica, ¡que cómico! Desde que llegaron a la casa no los he dejado dormir… Marcos claramente lo imaginaba reunido en alguna azotea con otros tantos gatos que se daban a la tarea de hacerle la vida imposible a demás hombres que tenían esposas histéricas como el.
Siempre que salía a buscar al gato, del cual no tenia ni la menor idea, de cómo podría ser, se fumaba un cigarrillo, que acostumbraba comprar a un lado del viejo cine Santa María cuando salía temprano a trabajar. Su costumbre era comprar 4 o 5 pues estaban hechos a mano, de tabaco fino aun secado tradicionalmente, luego de platicar un rato con el encargado de la tabaquería su amigo de andanzas Eduardo Ezpinal, caminaba a la estación de Buena Vista se subía al tranvía y de ahí se iba hasta San Ángel, a la casa de su socio, Martín Morales otro anticuario… aunque ahora que lo meditaba, hacía mucho que no veía a Martín, y tampoco compraba cigarrillos, ¿como era entonces que todas las noches podía darle fuego al último de ellos?… suponía que de alguna manera su rutina se había hecho tan común, que ya omitía pequeños detalles, pero Martín … no era ningún pequeño detalle, era con quién hablaba de negocios todos los días, ¿sí era muy raro?, pero de alguna forma, cotidiano.
¡Marcos! ¡Marcos! Ahí esta el gato otra vez, ándale que se te va a escapar, se levanto Marcos de repente ya malhumorado de que la rutina lo estuviese mortificando, -el gato… de nuevo, ¿Mujer cuantas veces va a suceder esto del gato?- Le preguntó Marcos molesto a Camila, -¿de que hablas?- Enseguida la mujer le volteo a ver, -¿cual gato mi amor? El que todas las noches me llamas a perseguir, Camila… ¿o es que ya lo olvidaste?- Le reprocho enseguida Marcos.
-¡Otra vez estas soñando con fantasmas Marcos, soy Ariadna, que no lo recuerdas, tu esposa!… ¡tu segunda esposa carajo!- Le gritó la mujer enfadada, Entonces Marcos se vio al espejo, era de día y se estaba rasurando en el baño de la habitación principal, su cabello era gris, su barba larga, vestía una camisa blanca y un sweater de lana gris con botones al frente, no tenía los mismos 24 años que tenía cuando vivía con Camila, y entonces lo recordó todo; otra vez había visitado la vieja casona y la habitación del final del pasillo, se levantó de la cama laqué donde se dio a la tarea de amar a su esposa, y había salido descalzo en la brisa de la madrugada, al balcón con el jardín donde todas las plantas se podrían en invierno.
El sabía que todos aquellos instantes se habían quedado detrás, hacía muchos años, incluso había decidido abandonar la casa poco después del incidente del gato, ni siquiera se atrevió a venderla, hasta que finalmente el predio fue delegado a una inmobiliaria que se encargo de su arrendamiento a diversas familias que habían desfilado ahí, por su parte Marcos ya vivía en un departamento en la calle de amores, en la colonia del valle, y se había casado con Ariadna la hija menor de Martín su socio, ahora tenía 50 años, y 3 hijos de los cuales ya dos estaban casados y la menor cursaba la preparatoria, ligeramente se había perdido a sí mismo por 26 años…
¿Pero y Camila? Un día cuando Marcos llegó a la casona del trabajo ya no estaba, la busco en el sótano, y en la azotea, en los cuartos de servicio, y en las despensas, no había notas, nadie había tocado su ropa, incluso aun estaban servidos los platos con los que ambos habían desayunado esa mañana, parecía como si se hubiese esfumado, lo único realmente inquietante, era un circulo negro justo en medio del comedor, parecía que se hubiese quemado la alfombra con alguna clase de fogata, sin embargo la casa no tenía olor a humo, debajo del circulo la duela estaba pelada, se veía el piso negro pero ni siquiera había hollín…
La policía hizo averiguaciones, detuvieron a Marcos, incluso estuvo encarcelado algunos años, la familia de Camila lo culpó de asesinato, tuvo que enfrentar un juicio que duró varios años, y finalmente fue absuelto por falta de pruebas. Decidió entonces regresar a la casa de Santa María la Ribera, y vivir solo mientras se tranquilizaba y guardaba luto llorando la partida del amor de su vida Camila, pero un hallazgo macabro en su hogar a su regreso lo hizo abandonar para siempre la casa(¿?) .
Tal vez Camila había encontrado a alguien más, o solo se había desilusionado de él, a veces pasa así, pero cada que Marcos tuvo que estar en esa casa, después de su partida, regresaba al mismo momento, Camila llamándolo, para salir a corretear al gato y luego ese circulo negro en el piso, que por mas que lo cubriese una y otra vez, parecía derretir cuanto hubiese sobre el, finalmente lo cubrió con una base de concreto y acero a manera de escalón, y eso fue en 1954, cuando ellos tendrían que haber cumplido 3 años de casados, ¿y Camila? Había sido declarada oficialmente muerta, su familia hizo un servicio funerario al cual, Marcos no fue invitado, tuvo que mover sus influencias para saber, a donde estaba enterrada simbólicamente su amada, aunque el estaba seguro, de que ella de alguna macabra manera aun habitaba la casa.
Sin embargo después de que habían pasado tantos años, y aunque el había re hecho su vida al lado de otra mujer, últimamente todas las noches seguía regresando a la vieja casona de Santa María la Ribera, a buscar al gato en el balcón. Y despertaba a su realidad, en su vida cotidiana, veintitantos años después preguntándose, ¿que le había sucedido a su amada Camila? Tal vez de verdad había muerto.
martes, 21 de abril de 2009
?¿?¿?¿?¿?
Siempre que abro la puerta por la mañana, esta ahí muerta con los ojos abiertos mirándome, retando al letárgico paso del envejecido tiempo, el cuerpo de la felicidad que se murió de risa al verme solicitándola con ansia.
Unión interminable al sepulcro que me reclama, que me llama a veces a susurros, pero casi siempre a gritos: ¡anda y ven! Te estamos esperando, pues los convidados ansían un festín nuevo.
Solo espero ¿Qué espero? Creo que solo a encontrarme un día mas cansado que hoy, aunque no hay día que la espalda no me duela, que los huesos no me chillen por aceite, que mi alma no quiera escapar del cascarón de carne.
Anda, anda, ¡anda carajo! Que en tu puerta esta ya la lápida esperando a ser gravada, esperando a que te tomes 10 minutos de inconsciencia y humor negro y escribas ese epitafio solemne, para que un ocioso que pase por tu casa eterna se asome y con curiosidad lea: “aquí yace al que creyeron el hijo del porvenir, pero en realidad se trata del bastardo que murió de poesía”
Nada, nada y nada, ¿hasta donde nadar? Si la corriente no deja ni halarse de una piedra en el río, ni siquiera de la que golpeo con los huesos molidos. No seas imbécil, NADA, n a d a … no hay ni abra, no esperes, ni al rio ni a la piedra, porque simplemente ni ellos vendrán.
Alas rotas, ausencia, absorto, Alba, aurora, absoluta, ansiedad, y sigo sin saber cual es su nombre, ¿pero que objeto tiene saberlo, si me acabaron las letras.
Causas nocturnas
este es de marzo del 2006
Sí, muchas veces hablé de ti, Acerque pequeñas formas de arena a tu imagen
Contraje con tu ausencia pactos de alianza
Muchas veces en sitios olvidados, en sitios de paso, En la alcoba que nos abandono cuando nos creíamos de ella. Hable de ti, o tan siquiera lo intenté, le di a mi corazón el movimiento que podía reconstruirte; Creí mirar tus ojos como razón de actos nocturnos como fuerzas empleadas para encender la oscuridad y señalarme los sitios donde debía tomarte.
¿En que rumor de hoteles? En que rumor de voces que reviven en mi alcoba silbidos de nuestras canciones, en tela de juicio. ¿Se perdieron los pasos de tu corazón, aquel instante probable? ¿Aquello que nuestros cuerpos memorizaron cuando nuestra sangre intento el ritmo infinito?
Luego vinieron los actos de invierno, El viento frío y la lluvia me encerraron en la habitación solitaria. Sin cartas, ni noticias, y entonces el ruido del agua se hizo poco a poco, el ruido de mi alma tratando de escapar de mis huesos.
Y después, muchas veces, volví a pensar en ti, Oí tu risa en el mismo sitio en que mis palabras luchaban por decir como era tu modo de reírte. En el mismo espacio escuchando al azar, en que se abría tu nombre como una flor inmensa.
Bajo el resplandor de las luces. Sonrío a la charla y el humo de los convidados, tintineo de vasos, risitas, monólogos dulces y aterradores. Muchas veces pensé en ti así y de otras maneras, Muchas veces rocé esa aciaga marisma de renovarte en lo más profundo de mí. En lo mas imaginario y en lo mas doloroso. Y también en conversaciones no buscadas, en lo imprevisto de unos ojos, en labios extraños que de pronto nos acorralan en los espejos de otras palabras, En el espacio de otros sentimientos, de otros cuerpos, donde el mar y la niebla nos ofrecen sus oscuras referencias, como buques fantasmas.
Muchas veces así al azar en reuniones, con otras que como tu con gala me escuchaban, que como tu parecen existir pero no ser menos reales, de un momento a otro, de una mirada a otra, iniciaba el gesto con el que nos perdíamos en palabras para siempre, ese ademán secreto entre nosotros que desata tu furia nocturna, tus dones oscuros, y te recordaba y te inventaba a prisa o lentamente, asaltándote con las manos desnudas en cualquier otra. Aplastándola debajo de tu risa, de tu mirada, de tu piel tan blanca. Bebiendo aquellas aguas que tu no hacías correr, Pero yo siempre hablo de ti, y te recordaba sabiendo lo inútil de poner una palabra y otra en las formas perfectas que tu ocupaste, en todos los sitios que aun te corresponden.
Esperaba en aquel cuerpo, un lugar donde pudiera tomar algo tuyo y me detenía como si tuviera que esperarte, como si debiera seguirte mientras te aparecías como una imagen espectral en medio de la oscuridad. Entonces les desmembraba, les quitaba las alas una a una dejándolas indefensas y solas en medio de la niebla y el frío de la madrugada, y al fin solo me abrazaba a tu fantasma a dormir cándido e inocente.
Todo tiene un secreto a tu alrededor, y al despertar todo tiene otra apariencia, y sospechaba del ruido de las puertas, del teléfono que a veces parecía sonar como entonces, no eran sino recuerdos de recuerdos, movimientos imprecisos de vida que te aman mas que a mi aquella noche que me hundiste y fundiste en tu hermosa pesadilla de dolor.
La carta a la sirena
Ayer, te perdí, un poco más de lo que te había perdido hace mucho, te escabulliste de nuevo entre mis pensamientos y me hiciste recordar cosas que no había vivido contigo, es como si la historia se repitiera, solo que ahora tengo mas experiencia, y menos cabello, sin embargo, la experiencia de poco ha servido, pues exactamente la misma situación se presentó aunque creo que esta vez no cedí al espacio de mi adversario, y no se si fue un error o un acierto, ¿acaso tu te encuentras tan contrariada como yo?
Defenderte es mi ideal, sin lugar a duda, aunque el precio no siempre es el mejor, y no se hable de un trato, porque regatear el cariño es intolerable, nadie te da amor a medias, ¡oh sì? Como sientes que ha sido mi amor? Completo, entregado, incondicional … o simplemente somos dos personas qué llenamos nuestros ratos libres de caricias y cariño, no puedo esconder la verdad, por qué no solo yo la profeso, así cada uno tenemos nuestros momentos, nuestras penas y nuestras glorias, y cuando estamos juntos abrazamos nuestras carencias hasta convertirlas en afecto, y en medio de ese abrazo caluroso, pasional y a veces tan solitario, te reconozco al fin, te revelas ante mí, limpia de todo, entregada, sofocada entre mis brazos, frágil, tanto que si te tocase con las puntas de mis dedos mientras te arqueas a mi pecho, te quebraría en mil pedazos.
No puedo decirte que eres mi ideal, ni tampoco que eres lo qué siempre soñé, porque el amor no es como, lo imaginamos, el agua en el desierto, nunca sabrá igual que la que he bebido de la fuente día tras día,
Debería revelarte mis secretos, debería de serte infiel, y cobijarme en otra de tus personalidades, hacerle el amor a la otra tu, siendo el mismo yo, y hundirme para siempre así, y nunca recordar a la actual TU, alego a tu justicia mi libertad, y añoro e tu corazón tu protección, no somos los mismos que nos enamoramos, pues hemos aprendido a vivir juntos, no somos igual a cuando comenzamos, por qué la experiencia nos ha dado armas para asesinarnos poco a poco, o para defendernos mutuamente hasta el final. Y al final esto es tan solo un tratado, un acuerdo mutuo que se sella, con un sentimiento, un idilio que se convierte en lo cotidiano y en medio del “sin embargo” se vuelve imposible de violar.
Ya que mas hago para hacerte gala, para prepararte para el final, solo me queda decirte sirena, que eres como jamás te pude imaginar.
Esperanza
Esperanza es lo único que sobrevivió a la tempestad de tus ojos, en vueltos en lagrimas, mientras un te amo, quedo atrapado en la estampida de tu pecho, mas un te añoro esta muy presente en mi voz
Esta noche he decidido pintar uno y otro retrato tuyo hasta el amanecer, para poder en ellos capturar un momento tuyo, un segundo de la vida que se refugia en tu vientre, misma que me llama cuando veo dentro del profundo mar de tus ojos, oh distantes horizontes que reclaman al incansable tiempo, que se jacta en la misericordia, como dulce melodía, como trémula carne excitada al movimiento de tu pelo.
Y en mi mente como bellos pétalos al sol se abre tu pasión, y me recibe como una caricia de la brisa veraniega, refrescante, tan esperada, tan añorada durante el día sofocante.
Entiende cuando quiero decirte que eres lo mas preciado, lo que añoro, lo que jamás pude imaginar, Las voces llaman desde los cielos, y anuncian el arribo de una nueva era, donde tu serás la vanagloriada reina, la inmaculada concepción del amor… misma que solo puede llevar tu nombre …
jueves, 16 de octubre de 2008
Amarte
el amarte, es como amar a todas y cada una de las mujeres en el mundo, es amar, a las transeuntes hermosas que cruzan mi camino del diario 50 veces,amar a las 30 poetizas que acuden a tomar un te de azhar en el viejo cafe que frecuento por las tardes, es como amar a la luna blanca y al manto azul con hermosas perlas que la envuelve, porque ella, la luna es como una mujer milenaria, es amar a cada una de las mujeres que visitan mi espacio en internet todos los dias, es amar a la mujer ideal que me asalta en sueños de vez en cuando.
amarte a ti vida mía, es amar a todas las mujeres en el mundo, a las bonitas, a las feas, a las hermosas y a las sublimes, a las nefastas y a las terribles ... porque amor mío para este tonto que se muere de poesía por ti, todas las mujeres en el mundo se resumen en ti.